MISCELÁNEA
Mi acercamiento al aprendizaje de la guitarra fue a una edad en la que cabría pensar que ese tren ya había pasado para mí y que no tenía sentido comenzar a aprender a tocar cualquier instrumento. En un periodo de grandes cambios personales, me abracé a la guitarra como el sediento a la fuente: con necesidad, con ganas y con alegría. Poco tiempo después, entre aprendizajes de músicas ajenas, empecé a componer canciones con la impresión de que más que escribirlas yo, estaba siendo escrito por ellas. Y no porque fueran autobiográficas (que no lo eran), sino porque surgían con la naturalidad del que pasea por un sendero del bosque: sabiendo que ése es el camino, aunque nunca haya pasado por allí.
Así, entre el asombro y la sorpresa, fui testigo y vehículo del nacimiento de estas canciones que le cantan a la Vida, al Amor y a esta hermosa Pachamama que nos sostiene. El resultado de este viaje es el disco MISCELÁNEA, que aquí te presento.
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Con cantos antiguos de cielo y de tierra,
Y trovas recientes que vienen de siempre.
Soñé que era nube bailándole al viento,
De un blanco tan puro que llega a dorado,
Y formas que cambian incluso a quien mira.
Que fui una semilla colmada de aliento,
Que tuve mil nombres, mil caras, mil cuerpos,
Que yo era la brisa, caricia del mar.
